El Tour del cicloturista: Hautacam

Hautacam

Hoy, en este pequeño Tour de Francia que estamos recorriendo entre el cicloturismo, el ciclismo y la afición deportiva vamos a detenernos en la que será la última etapa decisiva de montaña de la presente edición, la que terminará en Hautacam.

Bien, para el cicloturista esta etapa está cargada de atractivos. La propia estación de llegada es un nombre mítico en el mundo del ciclismo, donde han vencido ciclistas como Leblanc en 1994 (cuando Indurain sentencia el Tour de Francia) o Juanjo Cobo. La subida, que tienes descrita con todo lujo de detalles en otra entrada de esta web, tiene unos números que asustan, con más de catorce kilómetros bastante duros y con rampas escondidas de las que hacen daño. Además esta etapa pasa por el gran puerto mito del ciclismo, el Tourmalet por su vertiente más dura (a nuestro juicio, ojo), la de Campan. Lugar de ineludible paso para todo aquel cicloturista que se precie de serlo. Subir en bicicleta ese puerto es algo especial si te gusta el ciclismo, y tomar un café en el bar de la cima es un ritual de obligado cumplimiento. Además durante el paso de la Grande Boucle las autoridades francesas hacen la vista gorda y podrás acampar con tu tienda en las laderas de esa carretera que tantas veces has visto por la tele. Eso sí, siempre con cordura y respetando el medio ambiente, que somos ciclistas. Dos consejos: no intentes hacer esto en días que no sean los del Tour de Francia, porque te garantizas una fuerte multa. Y no te bañes en el pantano de Artigues que está justo al borde de la carretera según subes…aunque tengas ganas piensa que a veces un pantano superior suelta agua a se forman unas corrientes y aluviones muy peligrosos…no serías el primero que se lleva un buen susto.

Más cicloturismo: Además para el cicloturista toda la zona tiene un enorme atractivo. A los puertos míticos del Tour (Aubisque, Luz Ardiden o Aspin) hay que sumar otro buen puñado de ascensiones interesantes, algunas con dureza suficiente como para hacerlas inolvidables y otras con panoramas que merecen por sí mismos la visita. Seguramente que las dos más recomendables sean El Circo de Gavarnie, Troumouse y Boucharo (no te las pierdas) pero hay muchas otras por descubrir.

Para la familia: Si vas con los tuyos y ellos no quieren pedalear la zona también esconde muchas joyas, al margen de las paisajísticas, como para hacer su estancia una delicia. Los baños termales de Bagneres de Bigorre son mundialmente famosos, y fueron usados en el siglo XIX por la emperatriz Eugenia. En esa población se conservan varias construcciones del XIX que recuerdan aquella época, así como su estético y escénico puente. Lourdes es otro punto de interés con todos los servicios, surgido al amparo de la famosa gruta. Y, por supuesto, si decides venir en invierno la zona está totalmente llena de algunas de las estaciones de esquí más famosas de los Pirineos franceses. En pocas palabras, un viaje delicioso para todos. Ah, y no te pierdas la contundente y sabrosa gastronomía de los pueblos pirenaicos…

Jesus Roldan

Copywriter con experiencia y conocimiento en el mundo del ciclismo y sus diferentes variantes.

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