La ascensión del Tourmalet por Sante Marie de Campan

Ascensión del Tourmalet

No es el puerto más alto (aunque supera sobradamente los 2000 metros). Tampoco es el más duro (aunque sí que te exigirá todo tu esfuerzo para coronarlo) ni el más largo (aunque supera los 20 kilómetros de longitud). Ni siquiera es el más bonito (aunque habrá tramos donde su belleza te hará olvidar los mordiscos que te está dando en las piernas).

Pero haz la prueba de decirle a algún conocido poco amante de la bicicleta que has subido el Tourmalet y podrás ver en su rostro un reflejo de respeto. Y es que este puerto es mágico, un auténtico santuario del cicloturismo, algo que todos los aficionados deberían intentar coronar al menos una vez en la vida. Hoy te vamos a contar como es su ascenso por la vertiente de Campan, que nosotros consideramos la más mítica del puerto, aunque sólo sea por historia, ya que fue la franqueada en esa legendaria etapa entre Luchon y Bayonne de 1910 que fue, realmente, el comienzo de la épica del Tour de Francia. Por cierto, también consideramos esta vertiente como la más dura del puerto por sus cambios de ritmo, aunque sobre esto no hay consenso. Mejor subes las dos y decides por ti mismo.

Vertiente de Campan

Y decimos que es la vertiente de Campan porque empezaremos en este pueblo, aunque normalmente el Tour lo hace en Sainte Marie de Campan (donde debes hacer una parada a echar agua en la fuente más conocida del mundo del ciclismo), unos kilómetros más arriba, y los pros apenas parece que suban desde Gripp…pero nosotros somos cicloturistas, y hasta llegar allí llevaremos ya diez kilómetros de subida en las piernas al 3 por ciento, que nos pesarán más adelante, no olvidemos que el puerto son más de 23 kilómetros.

Al final de este tramo hay una curva a derechas donde el asunto cambia por completo y nos colocamos en una pendiente media de casi el ocho por ciento durante algo más de cinco kilómetros. Y queda lo más duro…Este tramo es bastante rectilíneo, con el pantano de Artigues al lado de la carretera y las rampas que se ven al fondo amenazadoras.

Y es que en una herradura a derechas todo cambia, y nos situamos por encima de un nueve por ciento que ya no abandonaremos en casi ningún momento hasta la cima, ocho kilómetros más arriba. Es este el tramo más duro, precisamente a la altura de los techos antiavalanchas que habrás visto mil veces en el Tour de Francia, y que ahora te vas a dar cuenta que en realidad son un muro por encima del doce por ciento. Y a la entrada de La Mongie la puntilla, una sucesión de rampas al quince por ciento y descansillos que se acaba convirtiendo en una escalera mortal.

Anhelada cima

De allí hasta la cima quedan aún cuatro kilómetros, los más espectaculares del puerto, con el collado siempre a la vista y la carretera ascendiendo siempre al diez por ciento a través de curvas enlazadas y en mitad de un paisaje inolvidable. Dos últimas curvas al doce por ciento, que nos veremos y nos desearemos para superar (la fatiga y la altitud hacen mella aquí) nos permiten llegar a la anhelada cima. Y ahora sí, has conquistado el Tourmalet…sácate una foto en el cartel, disfruta de las vistas y toma un café en el bar de la cima, un auténtico museo del ciclismo lleno de fotografías y maillots antiguos. Y disfruta, disfruta…

Jesus Roldan

Copywriter con experiencia y conocimiento en el mundo del ciclismo y sus diferentes variantes.

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