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El ciclismo implica un entrenamiento que, aunque puede variar de intensidad, requiere un gran esfuerzo físico y desgaste energético. Por eso, las proteínas son muy importantes dentro de la dieta de todos los ciclistas.
El entrenamiento de los ciclistas implica un gasto muy importante de energía, por lo que resulta de gran importancia que cuenten con las proteínas suficientes para reponer esa energía y que el cuerpo pueda recuperarse. A menudo, pueden surgir muchas dudas acerca de qué tipo de proteínas tomar y de qué manera administrarlas, por lo que se hace necesario despejar estas inquietudes, especialmente al considerar la posibilidad de iniciarse en un entrenamiento semejante.
Recuperar energía
En primer lugar, es necesario conocer con exactitud qué son las proteínas y de qué manera actúan en el cuerpo. Se trata de cadenas de aminoácidos unidas por enlaces conocidos como enlaces peptídicos, cuya disposición depende del código genético de cada persona. Se componen por oxígeno, nitrógeno, carbono e hidrógeno, y son en gran parte las encargadas de formar (reformar) las estructuras del cuerpo, tejidos, cabello, y especialmente los músculos. Gracias a ellas es más fácil que el organismo refuerce su sistema inmune, y regenere los tejidos que han sido dañados. En resumen, son esenciales para el rendimiento de todo el organismo.
A menudo, se suele pensar que las únicas personas que deben ingerir proteínas son aquellas que están buscando ganar masa muscular. Sin embargo, la realidad difiere bastante. Y es por ello que hoy en día también se debe hablar de las mejores proteinas para ciclistas, que aunque no estén esperando ganar masa muscular, deben reponer el desgaste energético que implican los largos entrenamientos y el esfuerzo de las piernas. Con la ayuda de las proteínas, los ciclistas pueden sanar más rápida y fácilmente los tejidos desgastados, y así reducir problemas de rendimiento, dolores, o pérdida de tejido.
Una dieta proteica
No todos los organismos funcionan de la misma forma, por lo que no todos los ciclistas podrán seguir la misma dieta, más allá de que la dieta adecuada siga algunos estándares en específico. En primer lugar, es de suma importancia ser aconsejado por un profesional de la nutrición para conocer el estado del cuerpo, sus características y, en función del entrenamiento, determinar cuál sería la dieta adecuada. Hay algunos alimentos que pueden brindar las proteínas necesarias, como la carne, el pescado, los huevos o la leche.
Los famosos batidos de proteínas son una alternativa muy utilizada por numerosos ciclistas, ya que les ayuda a consumir exactamente las cantidades de proteína que necesitan. La proteína de suero láctico o de whey de la que están hechos muchos de estos batidos, es especialmente útil al provenir de una fuente natural, por lo que también es más fácil de asimilar para el cuerpo. En función de su pureza proteica existen distintos tipos, y la diferencia yace en la manera en la que se obtuvo dicho suero, así como en su filtración.
Es posible encontrar proteínas hidrolizadas, que son la forma más pura; elaboradas con concentrado de proteína; y las de aislado de proteína. Por lo tanto, al buscar batidos se dispone de una gran variedad, ya que algunas preparaciones tienen fórmulas más concentradas, y otras menos. Las fórmulas con altas concentraciones suelen ser muy útiles para acelerar el proceso de regeneración de tejidos, y neutralizar el exceso de ácido láctico en el organismo, que es producido durante los duros entrenamientos. Otros batidos son aptos para celíacos, gracias a que no contienen gluten ni lactosa.
Es importante conocer las características y las fórmulas de cada preparado, de modo que se pueda determinar cuál es el más indicado para cada dieta. Las cantidades proteicas podrían variar, según el nivel de esfuerzo y la intensidad de los entrenamientos: para un ciclista que se encuentra apenas iniciando, no será lo mismo que para un ciclista que ya lleva un tiempo entrenando en niveles de intensidad más avanzados. Mantener una dieta saludable es por demás importante, así como lo es realizar rutinariamente controles médicos y nutricionales, para asegurarse de que el cuerpo está recibiendo lo que necesita, en base a lo que se le exige.
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